Bailar es el lenguaje infantil del cuerpo
01. INFLUJO PRIMAVERAL
Ya es primavera. Marzo y sus interminables lluvias ya han terminado y desde hace unas semanas, disfrutamos del sol. Por si ésto fuera poco, han cambiado la hora, y los días son simplemente perfectos. No demasiado largos -si es alguna vez lo son-, no demasiado cortos.
Y bajo este influjo ha surgido esta nueva carta. Un texto más primaveral que los anteriores, mas liviano. En él, te comparto uno de los rituales que tengo la suerte de practicar durante todo el año, casi, de forma semanal.
Bailar mientras me preparo
— aunque nunca me prepare para bailar.
02. UN RITUAL IMPRESCINDIBLE
En casa compartimos casi todo. Pero algo que rotundamente no, es el altavoz. No es por el objeto, sino por la apetencia musical.
Mientras que Antonio se mueve entre música de Semana Santa -estemos en agosto o en Navidad- y su programa de radio favorito, yo prefiero seleccionar una lista a medida según mi estado de humor.
Mi altavoz es un dispositivo en forma de tubo, de color rojo, regalo de mis amigas por mi -¿treinta?- cumpleaños. El inconfundible sonido que emite al encenderse es la melodía inaugural de este ritual.
El siguiente paso es la elección de la lista de reproducción. He de confesar que tengo un gusto musical de lo menos sofisticado, lo que, lejos de parecerme vergonzoso, agradezco enormemente. No hay nada más liberador para una mente intensa e hiperanalítica como la mía que disfrutar de algo intrascendente.
Conviene matizar que suelo entregarme a esta costumbre los sábados, mientras me preparo para salir, en el que es, sin duda, mi momento favorito de la semana. Detrás han quedado ya el trabajo, las clases de la universidad, los ratos de lectura y escritura, las sesiones de gimnasio y el plan social. Por delante, 24 horas de desconexión.
Combinada esta maravillosa sensación con mi —insisto— poco refinado gusto musical, el resultado es una mezcla de lo más pop: Bomba Estéreo, La Casa Azul o Manuel Turizo, entremezclados con algún tema menos bailable, pero que me permite cantar a viva voz, de algún cantautor español.
03. BAILAR ES EL LENGUAJE INFANTIL DEL CUERPO
El otro día, mientras bailaba, me apuré a dejar por escrito un pensamiento que me atravesó de repente. Escribí: Bailar es el lenguaje infantil del cuerpo. Supe que en esa idea fugaz se escondía una reflexión por explorar y a los pocos días comencé a escribir sobre ello.
Que el baile es un medio de expresión, es fácil de entender. ¿Pero por qué un lenguaje infantil?
A medida que crecemos, nos volvemos expertos en el arte del disimulo. Adaptamos nuestras palabras para suavizar lo que pensamos, para resultar agradables, para lograr un objetivo. Puede ser conseguir un trabajo, o simplemente caer bien. Pero estarás de acuerdo conmigo en que rara vez decimos, con total honestidad, lo que realmente nos pasa por la cabeza.
Lo mismo hacemos con nuestro cuerpo. Adaptamos nuestra corporalidad al protocolo que exija el encuentro social específico. Y hasta que no alcanzamos cierta edad —esa en la que decimos que los abuelos ya no tienen vergüenza— no volvemos a mostrar lo que llevamos dentro sin filtro. Como si cerráramos el ciclo.
El baile no está exento de códigos e imposturas, no cabe duda, pero no son fruto de un intervencionismo colectivo. Somos nosotros mismos quienes permitimos que nuestras vergüenzas limiten el dejarnos llevar. La buena noticia es que basta con practicarlo con regularidad para que ocurra la magia. Para que, de repente, te descubras liberado de esos prejuicios, expresándote con autenticidad, como ese niño que está profundamente conectado con su emoción y su sentimiento.
Es necesario aprender a apartar la mirada de sí para ver muchas cosas” - Así habló Zaratustra, Friedrich Nietzsche
04. ¿CUÁL ES TU BAILE FAVORITO?
El baile es como una radiografía emocional. Nos ofrece un resumen de lo que sentimos, de lo que llevamos por dentro. Como cuando escuchas a alguien frío hablar con su hijo de dos años. De pronto ves una faceta antes desconocida. Una cara más humana, menos impostada.
Por ese motivo, hace unas semanas, pregunté a algunas personas cuál era su baile favorito. En cada respuesta pude ver reflejado algo de cada uno. Te animo a que, si aún no lo has hecho, lo hagas ahora.
Contéstame y dime: ¿cuál es el tuyo?