La cara oculta de viajar Y su oportunidad


01. VIAJAR. UNA TENDENCIA MÁS

No se si recuerdas aquella época en la que se pusieron de moda los dramas tristes. Entrábamos al cine con la ilusión de ver una historia bonita y salíamos llorando. Blue Valentine, Revolutionary Road, Stockholm, Like Crazy… Todas tenían esa característica común.

Podría parecer casualidad. Pero no lo era. Era conciencia colectiva. Una energía del momento. Una tendencia que flotaba en el ambiente.

Y mientras los directores planificaban sus dramones, la gente de a pie, planificábamos nuestro próximo viaje. Viajar estaba de moda. Era la conversación colectiva. Y, en consecuencia, hablamos. Y viajamos.

¿Dónde vas a viajar este verano? A Tailandia. Te va a encantar. Tienes que ir a Turquía. ¿En serio? Mi otra opción sería Islandia. Quiero ver una aurora boreal…

Viajar, en el sentido amplio del acto, tiene tres grandes fases:

  • Fase 1. Planificar el viaje.

  • Fase 2. Vivir el viaje.

  • Fase 3. Revivir el viaje (que no recordar).

La fase 2 esconde una cara oculta. Pero antes de explorarla, empecemos por el principio.

02. FASE 1: PLANIFICAR

Define emoción: Duplicar pestaña “viajes” y pegar con nombre [DESTINO].

Siempre que viajo me hago un excel con 3 o 4 posibles itinerarios. Trato de encontrar la mejor combinación. Planifico únicamente lo esencial: los hoteles, los vuelos y la arquitectura que quiero visitar. Me gusta después, en el destino, dejarme llevar por la intuición.

Hay quién cree que es mejor ir a la aventura. Pero después de intentarlo en mi viaje a California, opino que rotundamente no. ¿Qué paso? Que quisimos jugar al juego de “no organizar una noche” en plan ángeles de charlie y perdimos. Perdimos la tarde y también las ganas. Y acabamos reservando a través del móvil una habitación cutre y cara. Bajón total.

Precisamente este “recuerdo” que acabo de mencionar es a lo que me refiero con la fase 3: revivir.

03. FASE 3: REVIVIR

Me gusta matizar que la fase 3 es revivir y no recordar porque: ¿Acaso podemos recordar exactamente lo que pasó? ¿No son más bien estos recuerdos una mezcla de realidad y de imaginación?

Lo que me alucina de la fase 3 es que es eterna. Dura para siempre. Por eso puede que incluso sea mi favorita.

04. FASE 2: VIAJAR

Hay una frase de Marcel Proust, el escritor de En busca del tiempo perdido, que dice:

El único verdadero viaje de descubrimiento consiste no en buscar nuevos paisajes, sino en mirar con nuevos ojos. — Marcel Proust

Y es verdad. Viajar es dejar de ver y empezar a mirar. Dejar de oír y por fin escuchar. Dejar de proyectar y vivir el presente. O, mejor dicho, vivir en el presente.

Esta anécdota de mi viaje a Japón ilustra esta forma de disfrutar del presente: Me ocurrió que estaba esperando al tren en la estación de Takayama. Durante un largo rato, me quedé observando a una mujer mientras limpiaba su local. Movía la escoba como si fuera el arco de un violín. Usaba todos sus lados. Los pequeños para limpiar las juntas del pavimento. Los mayores para disponer el resto en el recogedor. Era como ver un ballet.

05. EL LADO OCULTO

En Madrid nunca me habría fijado en ella. Porque aquí vivo, casi siempre,  con los ojos cerrados. Al contrario que en mis viajes, que tengo la mirada bien abierta. Lo que ocurre es que la mirada no es selectiva y de la misma forma que percibe lo bonito, también percibe la cruda realidad del mundo que vivimos.

Las diferencias sociales. La pobreza. El consumo. El derroche… Y es inevitable que nos invada una tristeza incómoda. Una culpa difícil de contratacar.

Sé que te acabo de matar. Sé que es un pensamiento triste. Y que da bajón. Y lo siento. Pero te hablo desde el corazón. Y creo que también tiene una parte buena. Porque nos anima a darnos cuenta de lo afortunados que somos. Nos invita a transformar esa culpa en una oportunidad para vivir con alegría y gratitud y para pensar en lo que podemos hacer para ayudar a los demás y mejorar el mundo.

¿No crees?

Me escribes. Si quieres. Te leo.

Carmen

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