El arte de vivir. ¿Cómo conciliar los sueños con la realidad?
01. MIS SUEÑOS
El 28 de enero de 2024 escribí en las notas de mi teléfono:
Sueños:
Quiero comprar un terreno alargado y construir una casa patio.
Quiero dedicarme a la enseñanza y la divulgación.
Quiero cuidarme.
Quiero escribir y poco a poco crear una comunidad.
Hoy, un año y dos días después, confirmo que no tengo casa patio, pero no voy mal con los demás. Antes de contarte qué tal me va, quiero reflexionar sobre el hecho de soñar.
02. PABLO D’ORS Y EL NO-ANHELO
Recientemente terminé Biografía del Silencio, de Pablo d’Ors, un ensayo corto sobre la meditación. No es un libro de autoayuda con trucos o listas; es un relato personal que desnuda el arte de la meditación. Entre mis subrayados, me quedo con esta frase:
Para alguien como yo, occidental hasta la médula, fue un gran logro comprender, y empezar a vivir, que yo podía estar sin pensar, sin proyectar, sin imaginar, estar sin aprovechar, sin rendir: un estar en el mundo, confundirme con él, un ser del mundo y el mundo mismo sin las cartesianas divisiones o distinciones a las que tan acostumbrado estaba por mi formación.
Esta lectura me llevó a preguntarme si se puede vivir sin desear, y, en mi caso particular, si realmente quiero vivir sin desear. Porque para mí, pensar es ser. Es en la reflexión y el silencio donde encuentro mi verdadera esencia. En el mundo de las ideas. Escribí este poema que lo explica mejor:
Apagadas las luces, la casa descansó.
Cuando la casa se quedó a oscuras, pensé que así era la casa, cuando no estaba yo.
Apagado el sol, el mar descansó.
Cuando el mar se quedó a oscuras, pensé que así era el mar, cuando no estábamos.
Cuando la casa se quedó a oscuras, pensé que yo, era más yo.
Entonces encendí la luz.
Y con ella,
apagué mi verdadero yo.
Pero aunque éste sea mi estado esencial, el libro me hacía cuestionarme si cuando deseamos, cuando proyectamos sueños en nuestro futuro, estamos, de alguna forma, escapando de la realidad con el objetivo de no confrontarla.
Mi intuición me decía que en mi caso no era así. Que era más bien fruto de todo lo contrario, de asumir que los ideales que venía persiguiendo se caían a pedazos:
Un trabajo “de éxito” que no me realizaba.
Una maternidad frustrada y una necesidad de avanzar.
Y mientras estos dos grandes pilares se desmoronaban, comencé a cuestionar también la distancia que existía entre mi mundo interior y el exterior. Sentía un deseo por reconciliar los dos.
03. HEIDEGGER Y EL DA-SEIN
El filósofo alemán Heidegger introdujo a finales del s. XX el concepto Dasein, ser-en-el-mundo (da=ahí + sein=ser). En el Dasein, el ser y el mundo participan recíprocamente en la manifestación de sendas esencias. El ser manifiesta la esencia del mundo cuando interactúa con él y lo mismo ocurre al revés, la realidad se nos manifiesta cuanto interactuamos e interpretamos nuestro entorno.
Por poner un ejemplo, piensa en una madera y una piedra. Dos objetos aislados que por sí mismos no son nada más, pero que al ponerlos en relación - por medio de un ser - consiguen crear fuego, manifestar una nueva esencia. O el amor. Al relacionarnos con el mundo (es decir, las personas), permitimos que se nos manifieste su esencia.
Ahora bien. ¿Qué suele ocurrir? Que tratamos de imponerle a la existencia nuestros deseos. Queremos amar y forzamos el amor, aunque no se nos haya manifestado. Necesitamos dejar que la realidad se nos muestre, se nos revele.
04. EL ARTE DE VIVIR
Y a esto yo le llamo el arte de vivir. Convertir la vida en un proceso artístico común que exige que escuchemos lo que la obra nos tiene que decir.
Este arte de vivir puede que sea la apertura a la que se refiere Pablo d’Ors. No se trata de dejar de anhelar sino de permitir que la vida participe en el camino.
Y así es como entendí que, en realidad, aquel 28 de enero no estaba soñando sino todo lo contrario. Ese día, me estaba despertando. Despertando a la posibilidad de una existencia distinta. Más real. Más mía.
Y tú, ¿estás despierto?
Me escribes. Si quieres. Te leo.
Carmen